En ocasiones los adultos nos limitamos a ver la realidad como nosotros mismos queremos verla sin darnos cuenta de lo que realmente están sintiendo nuestros niños o hijos. Estas situaciones ocurren cuando una pareja se separa, siempre buscamos un culpable para hacer menos leve la situación y para poner al niño de nuestra parte, cuando en realidad le estamos haciendo el peor de los favores, que es el ponerle en contra de su padre o madre. No podemos involucrar al niño en los problemas de pareja y mucho más cuando sus padres son los propiciadores de dicho problema, se ha de mantener al niño al margen y los padres no han de opinar o tratar de poner en contra uno del otro a su hijo, ya que realmente ese papel no desempeña un actitud madura y adulta, sino todo lo contrario.
Entre nuestros amigos o familiares hemos podido encontrar alguna vez este tipo de situación en el que el padre o la madre ha intentado convencer a sus hijos de que su madre o padre ha tenido la culpa de su ruptura, por la que en algunos casos los niños, no sólo han sufrido, sino que también han creído las palabras de su progenitor y no han querido saber nada de la otra parte, sino que la han despreciado, cuando han convivido con ella durante períodos en los que se hallan con ésta la han echado la culpa de la separación o directamente no han querido ir con esa figura tanto materna como paterna.
Desde mi punto de vista, creo que la separación de una pareja, ha de verse desde un punto de vista no positivo pero si de forma neutral, ya que no podemos hacer nada ante situaciones como éstas, en las que las consecuencias no tienen marcha atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario